
El documental fue rodado por el Sebastián Alfie después de visitar el país para filmar un cortometraje para la ONG Ojos del mundo, que trabaja con personas invidentes y de escasos recursos en el altiplano boliviano.
En el proceso de preproducción de ese corto, Alfie conoció a Gabor Bene, un director de fotografía húngaro retirado que había perdido la vista.
Después del primer encuentro con Bene, Alfie decidió que, aparte de rodar el corto que le pidieron, iniciaría su propio largometraje. El filme muestra cómo Gabor se sirve de su memoria y múltiples años de experiencia para tomar las decisiones idóneas ante cada situación que atravesaba el rodaje. Además, para la filmación, el equipo contó con actores y técnicos bolivianos.